Decálogo para educar correctamente a nuestros hijos
Este Decálogo para educar correctamente a nuestros hijos servirá a todos los padres que deseamos lo mejor para nuestros hijos y por ello estamos dispuestos a realizar los esfuerzos necesarios para conseguir un ambiente donde nuestros hijos crezcan sanos y felices.
Para conseguirlo conviene tener en cuenta las siguientes pautas fundamentales:
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Relaciones establecidas sobre el afecto y la firmeza en el trato:
¡¡¡ Querer no significa ni sobreproteger ni sobreexigir!!!
El trato afectuoso natural entre padres e hijos necesita, en ocasiones, actitudes de firmeza por parte del adulto, para conseguir las conductas mas adecuadas por parte de los niños. Alabar y corregir adecuadamente son la base fundamental de una educación y relación equilibradas y la única manera de conseguir nuestra autoridad y su respeto.
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Comunicación:
¡¡¡ Si quieres que te hablen, háblales!!!
Dedicar cada día un buen rato a la conversación y al juego con nuestros hijos es uno de los criterios más importantes para conocerlos mejor, crear un ambiente en el que se establezcan lazos afectivos cada vez más fuertes y conseguir que se sientan seguros y felices a nuestro lado.
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Exigencias adecuadas a la edad de los niños:
¡¡¡ Las responsabilidades crecen a la vez que el niño!!!
Sería inútil pensar que un niño de corta edad puede comportarse como un adulto. Si el niño no es capaz de entender lo que se le pide que haga, podríamos caer en una desobediencia continua y en una sensación de fracaso que en nada ayudaría a una correcta educación.
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Igualdad de responsabilidad en la educación, del padre y de la madre:
¡¡¡ Lo bien repartido…!!!
Tanto el padre como la madre tienen la misma importancia en la educación de los niños, por lo que no ha de recaer esta responsabilidad más en uno que en otro. La falta de tiempo no puede ser una disculpa. “La calidad no depende de la cantidad”.
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Unidad de criterios de actuación en la pareja:
¡¡¡ Si uno le dice “no”, el otro no puede decirle “si”!!!
El padre y la madre deben ponerse de acuerdo en cuándo se le debe corregir y cuándo se le debe premiar, y también en cómo han de hacerlo. Si no hay unidad de criterios, el niño nunca sabrá lo que debe o no debe hacer.
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Ofrecer modelos adecuados de conducta:
¡¡¡ Los niños aprenden lo que ven!!!
Todo aquello que queremos que los niños aprendan, han de verlo previamente en nosotros. No podemos pedirle por ejemplo que no grite, gritándole; que no pegue, pegándole; que coma de todo si nunca comemos con él o que no tenga miedo a los animales, si nosotros huimos de ellos.
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Implicar a toda la familia en la educación de los niños:
¡¡¡ Porque la familia también educa!!!
Si los padres quieren conseguir un objetivo con su hijo, y el resto de la familia hace todo lo contrario, crearemos en el niño un conflicto a la hora de decidir lo que es correcto o no, prefiriendo siempre lo que le resulte más fácil. Es importante recordar que, generalmente, lo más fácil no tiene por qué ser lo mejor.
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Convertirnos en sus compañeros de juego
¡¡¡ Aprender es divertido!!!
Convirtiéndonos casi en su juguete ideal. Les daremos la oportunidad de explorar, de manipular, de descubrir nuevas experiencias, de conocer los posibles riesgos y evitarlos…, etc. cediendo poco a poco el terreno a su propia iniciativa. Estar cerca de sus padres y verlos actuar, también le permite aprender muchas cosas por imitación.
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Favorecer su autonomía
¡¡¡ Dejémosles crecer!!!
Enseñándoles pequeños hábitos y habilidades que les permitan ser cada vez más capaces de actuar de forma autónoma en la comida, la higiene, las conductas…, etc.
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Facilitar su sociabilidad
¡¡¡Busquemos amiguitos!!!
Es importante darles la oportunidad de conectar con otros niños y niñas de su edad, para favorecer su desarrollo social y un mayor conocimiento de sus propias posibilidades. Frecuentar lugares (parques, jardines…) donde tengan la posibilidad de relacionarse con sus iguales.
RECUERDE:
Es evidente que educar no es fácil, pero en la medida en que el afecto y la firmeza; la exigencia y la ayuda esten presentes en nuestra relación con los niños, ellos crecerán en armonía consigo mismos y con los que le rodean.
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