El primer año de vida del bebe
Durante el primer año de vida del bebé esta lleno de cambios y descubrimientos, ya que desarrolla rápidamente sus habilidades y despierta muchas dudas y preocupaciones en los padres. Durante esta etapa, empezará a comunicarse con los demás, aprenderá a relacionarse con su entorno y a controlar su cuerpo.
Es responsabilidad de los padres o de sus cuidadores, el motivarlo en su aprendizaje y en brindarles todo el apoyo durante esta etapa y acompañarle en la aventura de crecer.
Desde que nace, el niño aprende a amar y confiar en la medida en que siente el cariño y la atención de las personas que le rodean.
Durante el primer año de vida, suceden de forma acelerada grandes avances en el desarrollo de los niños. A lo largo de estos doce meses, los bebés pasan de una escasa actividad (aunque muy intensa en términos evolutivos) a intentar ganarse la atención y el afecto de quienes le rodean a través de sus gestos, sonrisas e incluso, primeros sonidos y palabras.
Día a día va conquistando nuevas adquisiciones que suponen grandes avances evolutivos:
- Descubre el movimiento: El avance en las habilidades motrices, es lo más evidente durante el primer año. El bebé adquiere fuerza y tono muscular. Pasa de controlar únicamente su cabeza a rastrear, gatear y casi sin darnos cuenta, a dar sus primeros pasos.
- Cada vez le interesan más los objetos que le rodean deseando cogerlos y manipularlos con sus manos, lo cual va a favorecer el desarrollo de su motricidad fina.
- Agudiza sus sentidos: Desde que nace, su audición es perfecta; el tacto también está desarrollado por lo que disfruta de las caricias y contacto físico. Su visión va desarrollándose poco a poco pasando de ver sólo a una distancia de unos 25 cms., en el primer mes y estabilizándose ya alrededor de los seis meses, momento en que es capaz de enfocar, seguir los objetos y explorarlos con la vista.
- Aprende a expresarse: Desde el primer mes, ensaya nuevas formas de expresión llamando la atención a través del llanto y movimientos de brazos y piernas. Posteriormente empieza a emitir balbuceos pasando poco a poco a imitar sonidos muy básicos pero aprendidos de su entorno, hasta llegar a las primeras palabras al rededor de los doce meses. A través de las pequeñas interacciones del niño, se van sentando las bases de su desarrollo social y emocional.
El primer año del niño va a tener una importancia vital en la formación de su personalidad. El afecto recibido por parte de los padres en estos momentos revierte muy positivamente en su futuro. La privación de esta relación puede marcar la vida afectiva de los niños.
Estimula el desarrollo de tu bebé
Del nacimiento a los 3 meses
Tu bebé estará acostado la mayor parte del tiempo en su cuna, excepto cuando esté llorando. Entonces, ¿cómo puedes relacionarte con él y pasarlo bien?
La mejor manera de divertirlo es captar sus sentidos: el tacto, la vista (recuerda que tu bebé es aún muy corto de vista), el olfato y el oído (por ahora dejemos a un lado el gusto). Al final de sus primeros tres meses, podrá extender los brazos y tratar de agarrar objetos y quedará fascinado por los sonidos, los olores y las formas.
Nota: Puede que tu recién nacido tarde varios segundos en responderte o tal vez no llegue a reaccionar demasiado. Ten paciencia: quizás necesites seguir intentándolo o esperar un rato hasta que esté listo para atender y responder.
De los 4 a los 6 meses
A esta edad, tu bebé se volverá mucho más activo, y aprenderá a darse la vuelta cuando está echado en el suelo e incluso a sentarse. Podrá sostener, manipular y llevarse objetos a la boca, y se pasará una buena parte de sus ocupados días haciendo esas cosas (lo cual significa que requerirá de una vigilancia extra de tu parte).
Los juegos pueden ahora involucrar más actividad física. Tu bebé disfrutará que lo subas en tus rodillas y le cantes «Arre, borriquito» o los juegos de cosquillas. También tendrá mayor capacidad de respuesta, haciendo ruidos y buscando tus ojos.
De los 7 a los 9 meses
Tu bebé se está volviendo un experto en sentarse y seguramente pronto esté también gateando. Alienta este tipo de hazañas físicas festejando cada nuevo logro: «José, ¡te sentaste! ¡Pero qué maravilla, chiquitín!». Es un gran estímulo para el pequeño.
La habilidad de transferir objetos de una mano a la otra y de agarrarlos con los dedos son parte del desarrollo de la capacidad de controlar las manos. Por eso es buena idea llevar siempre contigo una bolsita de plástico con un cereal que tenga la forma de la letra O para que pueda practicar su recién adquirida habilidad.
Tu bebé también comienza a entender que cuando un objeto desaparece, no ha desaparecido del mundo. De este descubrimiento surgen juegos que los bebés adoran como el de «¿Dónde está?, ¡Acá está!».
De los 10 a los 12 meses
En lo que respecta a su desarrollo, tu bebé se ha trasformado de repente en prácticamente un niño. Los juegos que le permiten practicar la motricidad gruesa como por ejemplo pararse, levantarse y trepar son importantes para él en este momento. A tu bebé también le gustará ejercitar la motricidad fina, como por ejemplo, juguetear con la etiqueta de tu camisa o las páginas de un libro… y con tus pechos si todavía lo amamantas.